El banquete infinito

Por Miguel Moret

Divide sus fuerzas para lograr algo nuevo, cosas, más que palabras, cambios, revisa apurado el reloj. La cola de la pizzería parece no querer acabar y el estómago le ruega no abandone su causa. Una vez vencido el hormiguear que acosaba bajo su vientre, sale veloz hacia el teatro. No podía ver otra vez esta obra con hambre.

De metáfora, estupefacción y realidad versa El banquete infinito del dramaturgo cubano Alberto Pedro, ahora en temporada del grupo Teatro de la Luna dirigido por Raúl Martín. Camina apurado por el pasillo de la sala Adolfo Llauradó (Complejo Cultural Vicente Revuelta) buscando el mejor ángulo para una foto, no perfecta, pero que sí capte -con sinceridad- un poco de tanta esencia.

Se trata de una puesta típica de la Luna, música en vivo, actores que son capaces de extraer masa y lasca para construir una dramaturgia teatral directa, firme y demandante, mientras divierte al espectador con la mirada perspicaz de Raúl.

El diseño de escenografía, vestuario y movimiento escénico se convoyan para crear un paraje nuevo a la imaginación, dejando espacio al insolente símil y la burlesca ficcionalización. En escena la catártica reflexión de un Jerarca que está siendo derrocado, alcohólico, famélico de poder, gastado en intentos mediocres por alargar su tiranía. Luego Chucho y sus Viriles partidarias toman posesión del palacio para instaurar su nuevo gobierno que durara por ley 24 horas.

Jamalismo es el nombre elegido por el conglomerado para el naciente sistema, Chucho ahora es llamado Paradigma y en tres sesiones: desayuno, almuerzo y comida pretenderá arreglar los errores de su predecesor, aunque quizá cometa otros peores.

La melodía dibuja matices en la acción dramática, resulta acompañamiento y voz para situaciones y personajes como Perogrullo, interpretado hábilmente por Freddy Maragoto. La guitarra o los tambores asaltan esquinas debajo de proscenio recordando el carácter ficcional de la puesta, alentándonos a coger la historia con calma, musical.

Resalta un elenco maduro, crecido en comprensión y dominio desde su pasada temporada en Mayo Teatral. Rone Luis Reinoso sale de su cascarón y carisma propio para desdoblarse en el Jerarca y Paradigma, divierte con seriedad mientras arma en derredor la oscura madeja de peripecias a las que se enfrenta.

Amalia Gaute y Yaité Ruiz interpretan a Viriltercera, cada una desde sus calidades expresivas y particular tono. Roberto Romero, Ricardo Saavedra Yesica Borroto y Minerva Romero encarnas las divergentes Virilprimera y Virilsegunda sucesivamente, personajes llenos de retratos caricaturescos y realidades inexpugnables, demostrando la acertada dirección de actores que ejerce Raúl Martín.

En el patio de la Casona, cuando se apagan los feroces aplausos, revientan comentarios, ideas, el arte y su cometido de ángel sobre la mente humana.